jueves, febrero 27

No sé cómo sentirme. Me siento dolida, partida en infinidad de pedacitos. Me siento cada vez más olvidada y hasta traicionada por la única persona con la que conservo (¿conservaba?) un lazo familiar de cariño. Comprendo (no, no comprendo) que no se me cuenten cosas importantes, que cada vez me voy enterando, por terceros, que son más de las que creía.
Pero llegar, luego de casi dos meses lejos, y que me reciban con una despedida, con un abandono, si se quiere, me destrozó.
Tampoco quiero regresar. Estoy harta de viajar, acabo de llegar de un viaje de casi 15 horas, estoy descompuesta de todo lo que pueda tener. Llego, con ansias, con ideas, con ganas de hacer, y me encuentro dejada de lado. Sin alimento siquiera, sola, en una casa vacía. Y como si fuera poco, mi único pequeño escondite, el cual ya había pedido por favor que no volviera a ser irrumpido, me encuentro que está lleno de residuos de cigarrillo. Como si fuera, no sé, un living, vió? ¿Acaso tengo que llegar al extremo de cerrar con llave? No quiero aislarme, pero me siento ya aislada.
Después, reclaman por sus 'derechos a vivir la vida'; entonces esto qué es, una venganza por querer vivir la mía? ¿A mis 19 años?
Yo no puedo seguir perdiendo el tiempo, tengo una carrera que continuar, tengo cosas que hacer, no puedo tomarme vacaciones eternas. Y tampoco quiero volver, ya se me tornó hostil esa presencia ausente. No sé si será temor, o qué, pero ya no me siento bien allí. Ahora, la mitad del tiempo es pura discordia, en la cual quedo entrometida, y no quiero, no me gusta, y no la comparto. No me pertenece, y ya la sufrí antes. Es un entierro en el que no tengo vela y se esfuerzan por darme una linterna.
Y siento que nos están destruyendo algo que nosotros construimos...

Y ya no sé qué hacer, si encerrarme, si querer abrirme más, ¿Me querrán si intento volver a acercarme? ¿O será que ya no necesita mi cariño? Yo lo siento así, quizás, espero, estar equivocada.

Ni sé qué me queda.

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