domingo, julio 8

Las despedidas se han convertido en algo común para mí.
 Ya considero 'normal' y frecuente en mi vida el despedirme, en la parada del 129, en Plaza Once. Tantas veces se repitió esa escena... Y ahora vamos de nuevo...
Creo que es algo que ya tengo tan internalizado que casi ni me cuesta; me da pena por la otra persona que posiblemente lo sufra más que yo... o quizás debería darme pena propia el hecho de que esté 'acostumbrada' y no me afecte...
No es lo 'normal'. Nunca uno cerca eh. 

 Esas despedidas son algo feo y lindo a la vez. Es cuando, bajo la presión de los últimos minutos esperando a que llegue el transporte, sale todo lo que no se dijo en el día. A veces suele ser de los momentos más demostrativos... Pero esperando por un transbordo, que me (o le) llevará lejos
nuevamente
y hasta quién sabe cuando.


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