jueves, marzo 10

Un momento feliz.

     Cuando era pequeña, una vez alguien me dijo que cuando se te caía una pestaña, la tomases entre tus dedos y pidieras un deseo. Luego, sóplala; si ésta quedaba pegada en tu dedo el deseo no se cumpliría, pero si se iba volando, era señal de que se cumpliría.
     Por lo general solía desear cosas 'tontas' como una Barbie, o mucho dinero, o un vestido, etc. Pero, por algún motivo, pasados años en los que continué deseando diversas cosas, llegó un tiempo, en que mi deseo pasó a ser 'Ser feliz'.
     Hacía uno o dos pares de años que el deseo siempre era el mismo; hasta que un día, del año pasado, me encontraba repitiendo la misma secuencia de acciones, casi mecánicamente y al comenzar en mi mente la oración, me detuve... Y pensé: 'No. Ya soy feliz.' Y una enorme sonrisa se me dibujó. Ahí fue cuando comprendí que, si bien tenía problemas y malestares, como todos, mi vida estaba siendo tan buena... Era feliz. Y conocía el motivo.
     A partir de entonces, comencé a desear la felicidad ajena.


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